sábado, 11 de octubre de 2014

Capítulo V

Recuerdo las dos primeras presentaciones de Las Señoritas de Aviñón a las que acudí: en Los Goliardos (en el centro de Tlalpan, exactamente donde están los arcos) y en un pequeñísimo local, a un lado del Cine Lido (que hoy es la Librería Rosario Castellanos del FCE). 

De la segunda, Javier García nos da la fecha exacta y el nombre del lugar: viernes 17 de diciembre de 1999, en el Hatch’s. 

A fe del mismo Javier, fue entre mayo y octubre de 1999 que Octavio Herrero, Jaime Holcombe, Jorge Escalante, Javier García, Eduardo Escalante e Iván Lombardo decidieron reunirse y formar un ensamble de blues, al que llamaron así, Las Señoritas de Aviñón, nombre que se ha conservado hasta el presente.

A esa primera tocada asistió, entre otras personas que abarrotaron el pequeño espacio, el poeta David Huerta, hijo del gigante Efraín Huerta (uno de cuyos poemas, La Rubita del Metro, milonga triste, fue musicalizado en los ochenta por Octavio). 

Esa noche del Hatch's, yo tomé dos cervezas tibias, al tiempo que escuchaba la música, sin imaginar que Las Señoritas de Aviñón se convertirían, con el paso del tiempo, en una de las bandas más importantes de la ciudad.


Durante un tiempo, fungí como Subdirector de Servicios Sociales y Culturales de la Delegación Benito Juárez, así que el jueves 24 de agosto de 2000 llevé a Las Señoritas al Centro de Desarrollo Social Mixcoac (Cellini y Giotto). Esa tarde, la banda compartió el escenario con un grupo de surf llamado Aguamala. 

Pocos días después, Las Señoritas se presentaron dentro del programa dominical del Parque de los Venados.

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